Y de repente un: "Busca cé, huele, lame, haz lo que sabes hacer muy bien".
Y siento sobre mis labios Sus huevos, Su polla, pero no me permite demasiado. Juega conmigo, se aleja conscientemente y tengo que alzar la cabeza. Bocarriba, vulnerable, buscando ansiosa. Pero no hay nada ahora.
-Te ves patética.
Y mi coño se moja aún más. Lo necesita, necesita esa humillación, lo necesita a Él.
Y se sienta en mi cara, y me ordena sacar la lengua. Y ahora solo puedo lamerle el culo, no puedo respirar, siento Su peso más todavía sobre mí y creo que me ahogo. Me permite respirar un poco, no demasiado. Y me ordena masturbarme. Y no lo aguanto. Pido permiso como puedo y me corro. No se mueve. Sigue usándome. Mi lengua y mi cara son demasiado cómodas para Él y vuelvo a pedir permiso. Me corro de nuevo con Él en cuestión de minutos.
Luego Él usa mis tetas para correrse, me permite verlo.
-Esto es por ti, cé, por y para ti.
Y vuelve a masturbarme una tercera vez y ahí me rompo. Acabo llorando mientras me corro y lo miro a los ojos y me siento afortunada por todo lo que me hace sentir, por lo que somos y por lo que tenemos.
Me quita todo, me deja libre, me limpia, me abraza y me da calor con su cuerpo grande, ahí solo quiero fusionarme con Él para siempre. Me suelta alguna broma y me hace reír. Me mira orgulloso.
-¿Estás bien?
+Sí, Amo. Tengo hambre.
-¿Y cuándo no tienes hambre?
No hay comentarios:
Publicar un comentario